domingo, 19 de septiembre de 2010

MI CUNA FUE UN CONVENTILLO 2005



Los soldaditos de plomo formaban una extensa fila de dobles imágenes en el piso lustroso de largos listones de pinotea, a la vez que la llama de la estufa de kerosene le daba al ambiente calidez. Las imágenes en la oscuridad del cuarto transmitían dramatismo a la escena de guerra que se desarrollaba sobre el piso de madera.
Mientras mi madre amamantaba al hijo de la tísica de la habitación de al lado, yo elaboraba estrategias bélicas para derrotar al enemigo virtual.
Los gritos de Doña Rude llamando a su hijo menor para tomar la merienda, me quitaron de mi ensimismamiento; me llamaban a la realidad, tenía que ayudar a papá a curarse las heridas del rostro que le produjeron las llamas del horno de la panadería donde trabajaba. Recuerdo el día que entró en la pieza del inquilinato, con el rostro vendado, ¡No se asusten, es poca cosa!; no lo era para nosotros al verlo así.
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Los ruidos venían de la calle, voces de hombres y chancletear de mujeres me condujeron a la puerta cancel, aparté piernas y asomé mi cabeza entre ellas, allí a metros
la caballería del ejército pasaba rumbo al centro, ¡Hay revolución! Dijeron. Yo volví  a mi pequeño ejército de plomo, mientras mi madre ya en la habitación le hacía las curaciones a  papá. Rumores de que se levantaban los puentes sobre el río, de represión para que los obreros de los frigoríficos no pasaran; hacían presumir una revuelta popular.
Mi madre esperaba ansiosa que le trajeran en un carro, la máquina “Singer” que había comprado en cuotas al esposo de una vecina que había muerto, ya que mi padre iba a estar quien sabe cuanto tiempo sin trabajar.
En el patio los vecinos comentaban los últimos sucesos, cambio de gabinete, reclusiones en la isla Martín García. Sentí el organito en la esquina y salí a la puerta para verlo, dentro de los dramas que vivíamos, escuchar el organito en la tarde de Buenos Aires era un bálsamo.
Me acerque al organito, justo en el momento en que la cotorrita sacaba con su pico un papel que decía “Transformar lo siniestro en maravilloso”, en ese momento no entendí lo que quería decir. 

XII Certamen Nacional de Poesia y Narrativa Breve-Editorial "De los cuatro Vientos"
Seleccionado para la Antología "Letras Argentinas de hoy"2005
          

2 comentarios:

  1. Cuadro de época, pintura que ubica perfectamente el medio y el enorme poder de un niño: transformar lo terrible en maravilloso. Muy bello.

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  2. Cuadro de época, pintura que ubica perfectamente el medio y el enorme poder de un niño: transformar lo terrible en maravilloso. Muy bello.

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